30 noviembre 2005

Así con la cosa...

Me queda la nada para dar la famosa Prueba de Selección Universitaria. Espero que por alguna razón la preuba me toque bien fácil y me de el puntaje para entrar a lo que decida en ese minuto (sí, es patético no saberlo a estas alturas, pero ya no lo supe y nunca lo sabré). De cuaqluier manera espero ser lo suficientemente aperrada como para llegar con cierta seguridad a enfrentarme al cuadernillo del demonio, aproevchando estos últimos días en que todos te miran con cara de circunstancia y se sienten con absoluta libertad de aconsejar cuales expertos en la materia... "no estudies a última hora, se te confunde todo", "relájate, a estas alturas ya no se puede hacer nada más", "igual te va a ir bien, el año pasado te fue bien"... Gracias por la preocupación, pero en estas "excepciones" no hacen nada más que aumentar mi pesimismo y el sarcasmo odioso.

Además, algunas personas cercanas a mí están pasando por cosas bien fuertes y de repente me pongo a pensar en ellos y la vendo por largas y valiosas horas.

En fin, espero que el ocio no me consuma como en este instante y que vuelva a escribir sólo después del 6 de diciembre.

16 noviembre 2005

La fórmula del éxito

Ayer Kristiano me contaba una linda historia de bus. Su compañera de asiento, una señora de no recuerdo qué edad, escribía cuentos. Cuentos sobre las "cosas simples de la vida". Me imagino que eran buenos, había uno sobre un carnet de identidad, otro sobre una manzana. No sé si la señora alguna vez habrá publicado algo. No sé si los grandes escritores le plagian sus buenas ideas.
No sé si alguna vez yo tenga una idea lo sufiencientemente buena como para querer publicarla, que se difunda, y que algún crítico le dé un empujoncito.
No sé por qué jamás nos enteramos de los verdaderos parámetros de evaluación de las entrevistas de trabajo, los "casting's?", pruebas de talento, admisión, en fin.
Tampoco sé en qué se basa la suerte para beneficiar a algunos y cagar a otros. Es la más arbitriara, pero su grado de sabiduría debe tener. Aunque se equivoque.
Me gustaría saber si realmente a lo largo de la vida se ajustan las cuentas. O si es un consuelo de los picados.
Y si alguien tiene el dato, que me lo venda, por último. Aunque no sé si podré pagar su precio.

04 noviembre 2005

La "opinología"

No sé cuál es la gracia de querer hablar, emitir apreciaciones, opinar, comentar, criticar, o lo que sea. (Jo-jo-jo, Ironía). Creo que lo que quiero decir, es que, realmente, ¿a quién mierda le interesa lo que piense o no piense sobre algo? ¿me pagan por hablar bonito? ¿alguien va a cambiar el mundo por tirar una frasecita bien hecha? ¿A alguien le cambia la vida si te dicen "pienso lo mismo que tú"?...
Es realmente envidiable la pega de cierta gente que se recibe su plata sólo por el simple hecho de soltar la lengua, interrumpirse, cacarear, y seguir inflando las ganas de querer hablar, hablar, escribir y tipear! Está bien, alguien puede creer que hablar o comunicar lo que uno quiera puede ser "libertad de expresión", o como quiera llamársele, y aunque escuchemos el parecer de cada gil, ¿se soluciona algo? Me parece que no, y que al contrario, sería una actividad burocrática interminable y latera. Y pobre de que posteen los *******! (evidentemente sí quiero que posteen)