06 noviembre 2009

Borito querido: siendo las 2 de la mañana, me he inspirado y tengo un pequeño homenaje para ti. Con todo cariño.


A Borito


Por las mañanas anda raudo
Con su increíble caminar
Paso corto paso largo
A clases atrasado va


Las hojas fácilmente llena
De azul resplandor
Con su bella caligrafía
Y especial ortografía


Aunque nada se le entienda
Confiado él siempre está
Porque irradia fortaleza
Porque huele a seguridad

Nada es fácil en esta vida
Ni nada regalado se da
Borito muy bien sabe
El precio que hay que pagar

Porque en ello está lo divertido
Mil aventuras por vivir
Con sus 8 hermanos
Borín jamás se ha rendido


De corazón grande
E hipotálamo traicionero
De Popeta ha llegado
Borito el justiciero

Con sus tíos y caballos
Con bosques de jolgorio
Con pecas y lunares
Borito lo llenas todo.




Te quiero ^^

04 septiembre 2009

La Criminología

Camilo, escribo esto a expresa petición tuya. Y además, es muy probable que sólo tú lo leas, so, here it goes.

Pues bien, muchas cosas pasan en torno a la criminología, ¿sabías?. Porque la gente tiende a victimizarse; se asusta mientras camina por Av. Sta María y pasan autos a alta velocidad; se imagina horribles accidentes con resultado de muerte, y así descubren cómo la muerte de uno afectaría al otro, al más puro estilo Romeo y Julieta (o Twilight, para ponernos a tono). La gente se aterra ante la incertibumbre, la inseguridad, ante el hecho de no saber por dónde ir, ante inminentes amenazas de monstruos del bosque, avalanchas monumentales, grutas prohibidas (1313), o baños de taxistas.
Pero a la vez, la gente no se amilana. Y camina tranquila por barrios soleados con canto de pajaritos, pasea las vitrinas como si no exisitiera la maldad (ni las terribles peleas entre tiendas antes amigas),consume deliciosos helados mientras vientos glaciales soplan con la fuerza del Apocalipsis.

Y cuando la oscuridad se deja caer sobre la ciudad y lo cubre todo con su manto implacable, la gente se deja encantar por personajes de dibujos animados, y otros personajes que parecieran sacados de tiras cómicas, pero, para pesar de todos, no lo son.
Y la gente descubre nuevas entretenciones y las siempre divertidas aventuras de gente que yerra, una y otra vez, como los clásicos, como Los tres chiflados, como Cantinflas y un poco de Chapulín Colorado.

Muchas cosas suceden en torno a la criminología. Afortunadamente la gente aún puede sentirse feliz.

29 julio 2009

Fines de julio.

El día de hoy gritaba primavera. Sólo bastó toparme con "Valeria Mazza" en el Parque Forestal ataviadísima en una colección primavera-verano y unas vitrinas de multitienda para confirmarlo.
Exijo la reivindicación de las sopaipillas pasadas, la lluvia ácida, los kilos de frazadas (que nunca se lavan), el cielo nublado, las narices enrojecidas, los impermeables amarillos. Porque así la transición era mucho más divertida, Septiembre aparte de ser dieciochero era luminoso y colorido.

26 julio 2009

La muerte del Tío Tito (y su funky pañuelo morado)

Este fin de semana pasaron un par cosas importantes: de ambas puedo decir que probablemente no las volveré a vivir (o al menos, de una de ellas, así espero que sea).
Pero sólo me referiré a una en particular. Y consiste en que hoy presencié directamente la muerte de una persona, mi tío abuelo, el Tío Tito.
La vez anterior que viajé a Rancagua ya estaba enfermo: incluso aquella vez que lo vi, como hace dos semanas, fue chocante verlo en cama y conciente a ratos. Tenía el impulso de levantar la cabeza, reconocernos, mirarnos a todos: se tocaba la cara con la palma de la mano, y en ciertos momentos,dándose cuenta de la situación, tendía a esbozar una sonrisa, y murmurar "puta la wea..." como queriendo decir, 'miren en las que vine a quedar.' El preámbulo de eso, fue algo así: Tuvo una tos, fue al médico, le tomaron unas radiografías, y el cáncer ya estaba metastásico. La tía abuela no quiso decirle.Fue empeorando, y ya no se levantaba. En una semana pasó de estar plenamente activo a postrado semi-conciente.
Y eso me remonta, como el inicio de mi historia, al día de hoy. Mi mamá quiso que pasaramos a verlo, un poco a despedirnos, porque estaba mal. Así que aproximadamente a las 4 llegamos a su casa. Cuando lo vi, tuve un pequeño impacto. Estaba casi irreconocible. Plomizo, en los huesos. Respiraba con dificultad y tenía la mirada ida. La señora que lo cuidaba decía que ya estaba inconciente. Estuve un rato con mi familia ahí, mirándolo, y mi mamá era la única que atinaba a hacer algo. Después de un rato, decidí ir al living, porque no tenía mucho sentido estar ahí, en silencio, simplemente mirándolo; además, había mucha gente.
Así que me fui a sentar al living; el sol entraba por la ventana y yo tenía sueño. Intentaba sin mucho éxito no quedarme dormida, con el silencio de la casa y la modorra de una tarde de domingo. Así que decidí ir a la pieza donde estaba mi tío, nuevamente. Y esto fue extraño, muy extraño. Llegué al borde de su cama: lo escuché respirar con dificultad, y luego de eso, ya no respiró nuevamente. La gente que estaba en la pieza, y yo, que recién había llegado, nos quedamos paralizados por unos segundos. Luego nos miramos de reojo entre todos, pero nadie lo decía (se murió?). Así que, un poco nerviosos, tratábamos de ver si tenía pulso. Le tomé la muñeca, y luego lo comprobé en el cuello. Yo decía que no. Mi hermana decía que sí, pero muy leve. La señora que lo cuidaba se supone que sabía más (no sé si era enfermera). Y dijo que no. La tía abuela no estuvo presente en ese momento. Llegó a la pieza. Y no fue necesario decirle nada, era todo confuso pero, por alguna razón, había una especie de apuro. Así que había que vestirlo, avisar al médico, a la familia, todo eso. Pero no sabíamos con certeza si estaba efectivamente muerto o no. Unos pocos minutos bastaron para despejar toda la duda. Yo salí de la pieza en ese momento, porque si no iba a ayudar a vestirlo (aparentemente era su deseo que lo vistieran con su antiguo uniforme de gendarmería), no tenía para que estar ahí.
En el living nuevamente, era poco lo que podía hacer. La tía abuela, nerviosa, marcando los números en el teléfono, hablando con un hilo de voz. Mi papá dándose vueltas, el resto en la pieza. Después de un buen rato, volví. Ya estaba vestido, nadando en su uniforme. Le habían puesto una toalla morada para sostenerle la mandíbula. Primero pensé que había sido efecto de las luces que habían prendido, pero no; en cosa de minutos, su semblante y manos pasaron de estar plomizas a amarillas. Y ahí, sólo ahí, me di cuenta que estaba muerto: y que tenía que "despedirme" porque no iba a poder quedarme al funeral, ni nada, porque de hecho, ya tenía el pasaje comprado para devolverme a Santiago y estábamos contra el tiempo. Así que, ya, no recuerdo quien estaba presente en ese momento preciso, le dije: "Chao, tío. Esto fue extraño, muy extraño". Sí, mi hermana estaba ahí también. Le pasó la mano por los párpados, porque parece que no le habían quedado muy cerrados. Y ya estábamos casi en la puerta de la pieza, a punto de salir: lo miré por última vez, y se veía tan raro, con su uniforme y la toalla morada en la cabeza. No sé en qué diablos habré estado pensando, pero le dije a mi hermana: "el tío y su pañuelo morado". No preví el efecto que iba a causar; a las dos nos dio risa. En algún momento de lucidez, no dejé que la risa me invadiera, y huí, en la mala ondita, dejando a mi hermana sola riéndose en la pieza. Si me quedaba ahí, ninguna de las dos se hubiera podido controlar. Aunque a ella le costó más, porque yo ya había salido de la casa y ella salió varios minutos después. Luego me contó que tuvo que encerrarse en el baño y esperar que se le pasara la risa. Nos fuimos en el auto, entre medio riéndonos por la estupidez que dije, en shock porque no esperábamos haber estado presentes en el momento que murió; y supongo también, algo confundidos,había tantas cosas de distinta índole que hacer. Pero sobretodo, valorando también de cierta manera el hecho que el tío haya muerto relativamente rápido, esperamos indoloramente, porque para mí al menos, no sirve prolongar "la vida" sólo para extender un sufrimiento, y lo inevitable: la muerte.

24 julio 2009

Conversación en una micro

Hace un rato, venía en la 210, por Vicuña Mackenna, hacia Plaza Italia. Es día viernes, alrededor de las 6 de la tarde, y algunos piensan en el carrete de más rato mientras otros van de vuelta a la casa con cara de cansancio y agobio-debo-la-cuenta-del-gas.
Un mozuelo con pinta de reggaetonero (cejas depiladas incluidas) venía hablando con una chicuela que iba sentada a mi lado. Hablaban de cómo ella había repetido el colegio (pero ahora se había puesto las pilas y tenía un 6.2), de cómo él iba a salir de cuarto (medio) para estudiar técnico en Prevención de Riesgos. De cómo pretendía tener mucha plata (trabajando para Codelco). Entre todo eso hablaban de lo caro de los productos Louis Vuitton, y se jactaban de personas que conocían que tenían "los orginales". Una cartera y un gorro. La niña se preguntaba por qué las carteras LV eran tan caras. Él le decía que por la pura marca, pero que igual había visto una y era grande ("parecía bolso de viaje la weá"), blanca, y de cuero (y weá). Pasó un auto, un Chrysler (ni idea qué modelo, pero se veía caro). El joven dijo que era de un narco. La niña, sarcásticamente, le preguntó si acaso no podía ser de un señor esforzado que trabajaba mucho y ganaba su dinero. El muchacho dijo que no. Habalaba de cuando vino a celebrar a Plaza Italia que ganó Chile, que en la micro alguien encendió pitos para todos y habían como 15 (pitos) dando vueltas. Que vaciló harto rato y llegó como a las 5 de la mañana a su casa. Que su hermano trabaja para Codelco y está forrado en plata. Que su sobrina va como en sexto básico en un colegio donde hablan en inglés todo el día. Hablan en inglés, rezan en inglés, que si hasta se dicen Conchetumare en inglés ("Modafoka y la weá"). Su interlocutora dijo que no sabía nada, pero nada de inglés [Al rato después la escuché entonar bajito "One mooore time"].
A veces quería dejar de escuchar porque de repente el mozalbete decía cosas graciosas y es muy impertinente estar metido en las conversaciones de la gente. Finalmente ambos se fueron hacia la parte trasera de la micro. Sentí un poco alivio, pero también, el resto del viaje fue mucho más fome.